Hace tiempo titulé una entrada «El papel del envase». Es un tema vivo, y cada día encuentro más casos que merecen ser comentados. Uno que me ha llamado poderosamente la atención es el de las natillas Danet (anteriormente conocidas como natillas Danone).
La campaña televisiva actual nos muestra a un luchador mejicano ficticio que se llama Mr. Krujidor (sí, con k de kilo). Este personaje combate las formas rectangulares en defensa de las formas redondeadas. El redondeo al que se refiere es al del nuevo envase de las natillas. Anteriormente la tarrina de las natillas tenía poco fondo y una base rectangular con los vértices rendondeados:

Pero ahora no, ahora es un balón de fútbol con sus clásicos pentágonos y exágonos:

Quizá contagiadas por la fuerte relación publicitaria que mantienen con futbolistas afamados, las natillas han adoptado esa forma de balón de fútbol. El redondeo se ha apoderado de los envases de Danone en un intento de hacer que el aprovechamiento del producto sea máximo. Hasta ahí todo bien. El problema viene al comprobar que el diseño peca de inestable, ya que la forma esférica deja una base muy escasa. Una imagen de muestra:

Vaya por delante que no he empleado una cucharilla especialmente larga o pesada, simplemente la he dejado reposar sobre el borde interior.

La línea de productos Activia también ha visto modificado su envase para mejorar la «cucharabilidad» (este palabro no lo he inventado yo, que conste). Es más, por dicho diseño Danone obtuvo el premio Producto del Año 2011 en la categoría de yogures. En la información al respecto que he podido recoger se detalla que han invertido 20.000 horas de trabajo de 30 técnicos y 10 millones de euros. No es moco de pavo.

Curiosamente, en los nuevos envases de Activia, una etiqueta nos informa de que el envase contiene la misma cantidad que el anterior: 125 gramos, porque visualmente el fondo redondeado puede inducir a pensar que hay menos cantidad en el nuevo envase.