Otra vez las letras, otra vez las palabras, otra vez… los libros.

Y esta vez ha sido de forma inesperada, por completo. En un relajado fin de semana en la villa de Urueña (Valladolid) visité el centro cultural e-LEA y descubrí un espacio magnetizante. En dicho centro se encuentra la exposición permanente Entre líneas. Una historia del libro y fui entrando en la exposición como el que entra en una espiral cuesta abajo…
La exposición cuenta con retroproyecciones, vídeos explicativos de corta duración (píldoras de conocimiento) y una modesta pero exquisita selección de elementos y materiales de la historia del libro. Desde papiros y pergaminos a pigmentos usados para elaborar la tinta, de las herramientas del encuadernador a los útiles del tipógrafo.

Desde pequeño he sentido una atracción muy intensa por la tipografía, especialmente por los tipos móviles. De niño pasaba por delante de una imprenta de mi barrio que en verano trabajaba con la puerta de la calle abierta. Me quedaba fascinado viendo salir los carteles recién impresos, eran sobre todo carteles taurinos.

Y ese recuerdo de infancia se intensificó sobremanera este pasado fin de semana cuando pude contemplar con calma una máquina Linotype original en perfecto estado de conservación. No sólo eso, sino una mesa de cajista con los tipos en sus respectivos cajones. Para los que trabajamos con cientos de familias de letras en formato digital, y habiendo nacido en esa era digital, enfrentarse a la magia de una página de texto pulcramente compuesta con tipos móviles es impactante.

Por lo que pude leer en los créditos de la exposición, la identidad visual es obra de Block Comunicación www.block.es. Toda la cartelería y paneles de información usan una tipografía Bell Gothic (creo) limpia y muy legible. Bravo.