En muchos libros que tratan sobre maquetación y composición de páginas se habla de la estructuración de los datos por importancia, de la separación de jerarquías por tamaños y colores y del orden lógico de lectura. Pero en muchos menos se habla de un tema tan interesante como los puntos de atención de la vista sobre la página impresa.
En una simplificación extrema podemos decir que cuando abrimos una publicación nuestra vista enfoca primero la parte superior derecha de la página impar y la superior izquierda de la página par. Ese es el principal motivo por el que la publicidad en páginas sueltas de revistas se contrata paginada a la derecha habitualmente. A priori es así de simple.
Una vez posamos nuestra vista sobre una página comienza un frenético proceso de percepción de datos. La vista recorre la información básica para detenerse en los puntos de interés. Muchas veces se leen antes los pies de fotos llamativas que los encabezamientos de secciones. Cada vez tienen más relevancia los extractos entrecomillados del texto y las tablas de datos maquetadas fuera del cuerpo de texto de forma clara y legible.
Cuando se contempla una página de publicidad, se suele fijar la vista en la parte superior si queremos captar el mensaje que nos quieren transmitir. Si hay orden de lectura estructurado la mente suele seguir el circuito programado. Por contra, si la mente quiere extraer datos concretos del producto publicitado, rompemos el orden y bajamos la mirada al tercio inferior en busca de las listas de prestaciones, especificaciones técnicas o la letra pequeña que esconde el dato en cuestión.
Por convención se suele situar en el foco de atención el qué y en la parte inferior el quién. Los logotipos de las empresas que están detrás del producto anunciado suelen ubicarse en el pie de página, preferiblemente a la derecha, curiosamente muy cerca de donde queda el dedo pulgar derecho al sujetar la página. La intención que se persigue al colocar el logo en esa ubicación es una mezcla de prestigio y sobriedad: estar «ahí» pero de forma sólida y discreta. No es una norma inquebrantable.
Ahí van tres páginas de publicidad que responden a la estructura básica de el producto centrado en los dos tercios superiores y la identidad de la marca alineada a la derecha en el tercio inferior. He colocado en primer lugar la página tal cual y a continuación he resaltado el qué y el quién.
Nota: los anunciantes que aparecen en este artículo han sido elegidos arbitrariamente y no tienen ninguna relación comercial (desgraciadamente) con el blog 🙂
Me encantan estas pequeñas lecciones paridas… “con mimo”. ¿Eres profesor?
Espero la siguiente, un abrazo.