¿Querías caldo? pues toma tres tazas. Si hace unos meses hablaba de la importancia de los iconos, su uso y función, hoy he vuelto a tener una revelación. Ha sido en forma de… icono. La situación es la siguiente: estoy realizando un trabajo para el cual necesito unas fotos en alta resolución. Dichas fotos corresponden a un producto de fabricación china. Me pongo en contacto con dicho fabricante para pedirle las fotos y, ante el considerable peso de dichas fotos, me envía un enlace a la zona de descargas de su web para que me los descargue.
Perfecto, allá que voy (foto de pantalla de lo que me muestra el navegador):
¿Quién dijo que lo mejor en un icono es incluir solamente la palabra que representa el propio icono?
Todavía no sé a que venía el agregar lo que te apareció en la imagen que pegaste. Lo siento. Pero se me quedó en la mente el equilibrio entre las líneas de texto y los cuadritos.
¿Era eso?
Precisamente es el contenido de esos cuadraditos lo que salva la situación de perplejidad ante el chino escrito.
Gracias a la flecha –que ha ido adquiriendo el significado de «descargar»– supe qué hacer en esa pantalla.
Un saludo.