Un efecto óptico-tipogrático que siempre me fascinó de pequeño. Por alguna razón que desconozco, una vecina tenía la costumbre de regalarnos botes de melocotón y piña en almíbar. Aparte de aborrecerlos de mayor, había algo en esos botes que me fascinaba. En la etiqueta se podía leer CALIDAD EXTRA en mayúsculas, con una helvética negrilla muy característica.

Hasta ahí nada especial. La buena cuestión es que ese «EXTRA» me mostraba un efecto curioso: la casita. El interletrado de la «E» y la «X» era lo suficientemente pequeño para que las aspas de la X casi tocaran las de la E, produciendo una casita. Ahí va el desarrollo visual:

La palabra «EXTRA»:

Centramos la vista en los contornos de la E y la X:

Al poner un fondo negro bordeando el interior de las dos letras sale nuestra casita:

Quitamos lo que sobra y voilà: